CONSEJO NORTH SAILS
La exposición al sol es uno de los motivos que atentan contra la integridad de nuestras velas.
© Michael Egan
Los mismos rayos UV que dañan nuestra piel ejercen una acción similar sobre el tejido, las costuras e incluso la cabuyería. Una forma sencilla de reducir esa degradación y por tanto prolongar la vida de nuestras velas es cubrirlas cuando no las utilizamos.
Unos tejidos cuentan con mayor resistencia UV que otros. Para dos fibras del mismo tipo, las de menor diámetro se degradarán más rápidamente con el sol. Para conocer el grado de degradación de nuestras velas podemos rascar ligeramente su superficie con un metal sin filo, como una cuchara o la trasera de un cuchillo; si el tejido está en buenas condiciones, la superficie se volverá más brillante y suave; si el daño por UV es severo, la superficie se descamará o incluso rasgará. Será el momento de sustituir la vela.